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el ángel

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Fue este domingo que minutos antes de que comenzara la misa comenzaron a leer la oración por la cual le piden a San José alguna gracia después de rezarla a lo largo de treinta días. Fue en ese momento cuando me puse a pensar en el padre terrenal de Jesús. Siendo sincera, me doy cuenta de que a pesar de mi muy fuerte conversión, con él, no siento una especial conexión.

Entonces hice algo que procuro no hacer cuando estoy en la iglesia, que fue que saqué mi móvil para buscar en Google datos sobre su muerte. Me surgió la curiosidad de saber con más exactitud si estaba vivo o muerto cuando ocurrió la crucifixión de su Hijo, porque siempre se habla de María a los pies de la cruz, pero poca información tenía presente sobre su presencia en aquel momento histórico y fundamental para la humanidad.


No quise dejarlo para más tarde, porque sabía que si lo dejaba pasar me olvidaría de buscarlo. Lo curioso ocurrió cuando el primer resultado que me arroja es el que fue publicado el 19 de septiembre. Al ver el título y la fecha de nacimiento de mi amado angelito, el corazón se encogió sin poder evitarlo.

Pocos minutos después comenzó la misa y por ende el sacerdote hizo su entrada. Al verlo volví a pensar en Iñaki. ¿Cómo poder evitar esa emoción al ver su color insignia, cuando minutos antes vi en esa búsqueda de Google la fecha de su cumpleaños?

El color rosa lo usan solo dos veces al año: en el tercer domingo de Adviento para indicar la cercanía de la Navidad, y en el cuarto domingo de Cuaresma por la cercanía de la Pascua.

Tal y como comentó el sacerdote, el color rosa en esos días: la alegría, precisamente por el nacimiento del Niño y por la resurrección de Jesús. Visto de otra manera, nacimiento en la vida terrena y nacimiento en la vida eterna, ¿no?


Los domingos generalmente son muy nostálgicos y más si estás sola. ¿De verdad estaba sola? Lo que sucedió en horas del mediodía en parte me hizo sentir que no. Pero ya sabemos que Iñaki siempre se encarga de ratificar que lo que parece coincidencia, en verdad no lo es. Y la cosa, tan solo un rato déspués, siguió yendo por los mismos derroteros. Santos, fechas, madres y demás Diosidencias…


El clima estaba frío y nublado por lo que el programa de sofá y peli me hacía mucha ilusión. Buscando y buscando encontré un documental sobre la Santa Madre Teresa de Calcuta. Me pareció interesante verla por no saber demasiado de su vida y obra.


El primer testimonio lo da justamente un sacerdote, pero fue al llegar al segundo cuando otra vez surge ese acompañamiento invisible pero certero de Iñaki en mí o junto a mí.

Se trataba de un joven que nació el 9 de septiembre de 1982 en un barrio muy pobre de la India. Los padres decidieron abandonarlo en un vertedero de basura ya que eran muy pobres y no lo podían criar. Fue entonces cuando la Madre Teresa de camino al orfanato que había fundado, escuchó un llanto entre la basura. Se lo llevó consigo y fue criado en el orfanato hasta que fue adoptado por una pareja francesa. Día que se podría decir que volvió a nacer: 19 de septiembre.



Hubo un par de cosas más que me llamaron la atención de su relato, pero creo que fue en en uno de los testimonios siguientes que me quedé atónita una vez más al darme cuenta de que podemos ver la mano de Dios en todo, solo si estamos abiertos y atentos para percibir su cercanía.


Se trata de una chica vasca que siendo enfermera abortista, se convirtió mientras atravesaba una crisis existencial, en la ciudad de Calcuta. Al verla y escuchar sus primeras palabras la reconocí de inmediato. Se llama María Martinez Gómez y ahora se hace llamar: María del Himalaya.

La reconocí nada más verla porque ella un día dio su testimonio en el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, o sea en el mismo lugar donde horas antes había sucedido todo lo que les relato al principio… Recuerdo que al terminar, fui a la sacristía a agradecerle su testimonio, y yo le hice de regalo el mío, el libro: Iñaki, el ángel.



Todo parece estar divinamente conectado. Todo conecta con Iñaki, ¿o es Iñaki que lo hace conectar para hacerme saber que la cercanía que existe entre los que están allí con los que nos quedamos aquí, es total, absoluta e innegable? Porque fue por la noche, después de contarle lo sucedido a lo largo del día a mi amiga Luci —a quien conocí el día en que me consagré al Sagrado Corazón de Jesús—que me percaté de otra maravillosa Diosidencia.


Esta sucesión de hechos coincidentes ocurrieron el Domingo 10 de marzo, día de mi Santo.

En el año 2016 fue cuando comencé a prestarle atención a esta fecha por un gran milagro que pude vivir ese día.




Aunque en esta ocasión no había recordado que era el día de mi santo, creo que Iñaki no lo quiso pasar por alto, y con esta cadena de detalles interconectados entre sí, me lo hizo saber. Fue su original manera de abrazarme y saludarme.

Sigue siendo el mismo: cariñoso, compañero, luminoso, pero nada más que ahora tiene un gran par de alas que le permiten acompañarnos allí donde estemos. Nunca estaremos solos, Iñaki no nos olvida y nos lo hace percibir una vez más…



El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la Fe;

el fruto de la Fe es el amor, el fruto del amor es el servicio,

y el fruto del servicio es la paz.


SANTA MADRE TERESA DE CALCUTA

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Actualizado: 25 feb

Hace pocas semanas iba de camino a un nuevo lugar de trabajo. Una amiga colega que ya trabaja allí desde hace algunos años, siempre me comentaba de esa clínica: «es como trabajar en un pedacito de cielo». Por lo que en el momento en que me hicieron el ofrecimiento para colaborar un día a la semana, no lo dudé ni siquiera un minuto, ya que recordé de inmediato aquellas palabras de mi amiga que produjeron en mí un efecto positivo y de certeza absoluta a la hora de aceptar esta nueva oferta laboral.

También estaba el hecho de que no era un lugar cualquiera, es en la ciudad donde Iñaki vivió un tiempo antes de que partiera de este mundo. Precisamente por esa nostálgica razón, cuando viajaba hacia allí en el tren, le pedí que me enviara una clara señal de que había hecho bien aceptando este trabajo y de que todo es parte del plan divino.


Iba siguiendo las indicaciones por Google Maps, cuando faltando escasos metros para llegar a mi nuevo lugar de trabajo, me topo de frente con la fachada de esta óptica.



Estos «angelitos pacientes» como los llamo yo desde hace años, son muy especiales para mí. En el libro: «Diosidencias hacia la luz» cuento como esta icónica pintura fue en varias ocasiones  protagonista indiscutida en mi proceso de conversión. Si bien hablo de estos angelitos en reiteradas ocasiones, buscando la página del libro vuelvo a leer con gran emoción lo que en aquel momento había vivido. Mi existencia y mi percepción de las cosas había cambiado radicalmente tan solo el día anterior a lo narrado en estas páginas. Lo que me dijera aquella vendedora sigue siendo real y evidente once años después y es así como puedo seguir afirmando con muchas certezas de que creer en Dios, en los ángeles y en toda la corte celestial, no es una locura, sino un privilegio.


Con la misma o mayor convicción aún, sigo hasta hoy. Los angelitos de la fachada de la óptica no están para nada cortos de vista, y me recordarán al pasar por allí cada día miércoles que vaya a Figueres, que tengo más de un angelito que vela por mí. Esta óptica está a sólo 100 metros de este nuevo lugar de trabajo, ya que se encuentra exactamente en la siguiente esquina y del mismo lado de la vereda.


Hubo varios sucesos que durante el día me confirmaron que ver esos angelitos no había sido una mera coincidencia, siendo una la que especialmente me tocó el corazón.

El tercer o cuarto paciente que atendí tenía dos dientes partidos. Le pregunté que le había pasado y me contestó:

—Tuve un accidente.

Viendo que era un chico joven de unos veinte años, mi sexto sentido hizo que indagara un poco más:

—¿Qué te ocurrió?

—Tuve un accidente con mi moto y cuando me caí se me salió el casco.


Un nudo en la garganta y un esfuerzo sobrehumano por mantener la compostura y no llorar… En menos de un par de horas, la presencia fuerte de Iñaki se hizo una vez más, muy palpable.

Mi ángel guía llamado IÑK nunca tuvo problemas en la vista y solo requiere mover a mi alrededor sus alas para hacerme saber que me acompaña en todo momento y en todo lugar. Fueron precisamente unas alas y una rosa lo que me terminaron de confirmar su divino acompañamiento.


Mi asistente es una chica también muy joven, de diecinueve años con la que conectamos muy bien desde un primer momento.

Charlando un poco de todo, fue que me comentó que tenía una conexión muy fuerte con uno de sus abuelos ya fallecido, cosa que hizo que recordara de manera instantánea al mío, por el cual yo también tenía una especial devoción.


Quien me conoce sabe muy bien que los tatuajes no son de mi gusto, pero sin embargo hay veces que no puedo evitar emocionarme al ver algunos, sobre todo cuando conectan de alguna manera con mi historia de vida.


Mi asistente tiene varios, pero los que sin dudas no pudieron dejarme indiferente son los siguientes, ya que en el libro:«Iñaki, el ángel», compartí dos muy similares.



El de esta primera imagen lo tiene hecho en la parte baja del cuello. Unas alas con una letra, que si bien es una J—que lo sé porque me lo ha dicho ella—, también podría interpretarse sin mucho esfuerzo como una I. Pero no, es una J como la de Jesús...



La rosa que tiene tatuada en su brazo, me hizo acordar de manera instantánea a la que tiene mi hija Sol en su pierna. También fue en el libro: «Diosidencias hacia la luz», donde en reiteradas ocasiones hablo de la rosa y su relación casi inmediata que hago al ver una, con la Virgen María, y después del accidente, también con mi hijo Iñaki.




Como guinda del pastel también tiene grabada una letra A por su padre. No se llama Alfredo, pero que justo coincida con la del padre de mis hijos, entre las veintisiete que tiene el abecedario, tampoco parece ser una mera coincidencia.


Su padre se llama Alex cuyo significado es:


~El defensor, el protector o el salvador del varón~.


Otro dato que conecta con Iñaki y los tres libros que escribiera contando infinidad de emocionantes Diosidencias, es que también, a escasos 150 metros de la clínica y de la óptica se encuentra la tienda de una mujer llamada ROSA que conocí unos meses después de la partida de Iñaki cuando viajábamos a LOURDES. La conocí más precisamente el día 23 de marzo de 2019, día en que se cumplían siete años de mi conversión. Ella no solo leyó mis tres libros sino que también los tuvo un tiempo a la venta en su tienda.


El 14 de febrero, día de San Valentín, me tocó viajar una vez más a Figueres. Por ser el ángel con el cual se identifica el amor, no me pareció descabellado pedirle a Iñaki en un día tan significativo, una señal que me hiciera sentir su amor desde el otro lado...

Pasó el día sin pena ni gloria. En verdad, con el cansancio de la jornada me había olvidado del pedido que le había hecho. Sin embargo me demostró, no solo que sigue teniendo muy buena vista, sino también que no está sordo, solo que él tiene sus tiempos, tal como los tenía cuando vivía de este lado del horizonte. Me llegó un rato antes de llegar a casa. En la puerta del tren una chica me preguntó si el tren que estábamos a punto de subir paraba en Girona. Le contesté que sí, sin prestarle mayor atención.

Cuando ya estábamos por llegar, la misma chica se paró delante de mí. Imposible no asociar su vestimenta a la que Iñaki llevaba en aquella foto que él mismo colocó en la nevera del apartamento donde vivía con Sol, horas antes de salir por la puerta por última vez.







Según Google, el rosa:


Simboliza la amabilidad, lo positivo, sentimental, sensibilidad, cortesía, buena educación, infancia e inocencia. Según la psicología del color, el rosa es señal de esperanza, y que inspira calidez y sentimientos de comodidad. Además de proyectar buenos pensamientos de que todo estará bien. 5 oct 2017.


En el ámbito espiritual, el color rosa representa la energía del amor divino, la compasión y la armonía emocional. Se cree que este color tiene la capacidad de abrir el corazón y generar sentimientos de amor incondicional y paz interior.


Todo lo que generaba él. Lo sigue generando y seguramente así seguirá sucediendo, si Dios quiere...








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Que te llegue una señal sin pedirla es muy emocionante. Que te llegue pidiéndola, es tres veces más emocionante. En esta ocasión pareciera que la potencia de la fe se multiplicó, porque tanto mi hija Sol como yo, le pedimos a Iñaki que durante el viaje de ella a Viena, recibiera una.

Esta tremenda señal le ocurrió al tercer día de haber llegado allí.

Acababa de subir las escaleras del metro para dirigirse a la ciudad mientras miraba un video que acababa de grabar, donde se puede ver claramente, que a pocos metros se encontraba la Catedral.



Estando allí una señora que venía caminando en sentido contrario, la interceptó en el camino. Sin demasiados preámbulos le preguntó si hablaba alemán, a lo que ella contestó que no. No hablo alemán pero sí inglés, le aclaró rápidamente Sol.

La conversación no fue muy extensa, pero sí muy concluyente.

Les comparto lo que le dijo en una captura de pantalla del momento en que ella me lo contó a mí.



A decir verdad las probabilidades de que algo así le sucediera son infinitamente bajas, pero ya tengo más que comprobado que en el mundo de las Diosidencias, todo es posible.

La Virgen de la Medalla Milagrosa es muy significativa para nosotros, porque Iñaki en una oportunidad me pidió que se la comprara. Sol la tiene también, y a mí me han ocurrido varios “eventos divinos” con ella, tal y como cuento en el libro: Diosidencias hacia la luz. Un dato no menor es que estoy consagrada a la Virgen de la Medalla Milagrosa desde un año antes de que Iñaki partiera hacia el otro lado.

Estar consagrada a María significa confiar de un modo especial y más intenso en su materna intercesión ante su Hijo Jesús.


El hecho de estar a unos pocos pasos de la Catedral hace que vivir esa situación conecte de alguna manera con Iñaki también, ya que la primera misa que hicimos a la semana de su partida y en su memoria, fue en la Catedral de Girona.


Al día siguiente de ese singular encuentro con esa señora, Sol se encontraba recorriendo la ciudad, cuando en un momento no sabía si caminar o no por una callecita… Después de dudar unos segundos, lo hizo, y se encontró con este cartel un poco desalineado en su estética pero con un claro mensaje:


 

"TE AMO Y ESTOY AQUÍ"


Cuando ella me mostró la foto inmediatamente pensé: ¡Si parece escrito por Iñaki, la letra se parece mucho a la de él! Y cuando le hice ver este detalle a Sol, ella me dijo: la verdad es que sí…


Iñaki tenía infinidad de virtudes, pero su letra no era de las más caligráficas, cosa que comentábamos a veces de forma graciosa, cuando veía sus apuntes.


Sol había decidido hacer este viaje sola, pero al final tanto a ella como a mí, no nos quedó ninguna duda de que ambos, Iñaki y la Virgen, estuvieron acompañándola durante este viaje, que a priori... era “unipersonal”.


El poder percibir o saber de una forma tan clara y evidente que ellos nos acompañan allí donde estemos o vayamos, no solo es una caricia en el alma… nos aporta paz, incitándonos a seguir adelante sin tantos cuestionamientos o dudas sobre el futuro. Lo que tenga que ser será y lo que ocurra es porque escrito está.




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