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~Compañías divinas~

Que te llegue una señal sin pedirla es muy emocionante. Que te llegue pidiéndola, es tres veces más emocionante. En esta ocasión pareciera que la potencia de la fe se multiplicó, porque tanto mi hija Sol como yo, le pedimos a Iñaki que durante el viaje de ella a Viena, recibiera una.

Esta tremenda señal le ocurrió al tercer día de haber llegado allí.

Acababa de subir las escaleras del metro para dirigirse a la ciudad mientras miraba un video que acababa de grabar, donde se puede ver claramente, que a pocos metros se encontraba la Catedral.



Estando allí una señora que venía caminando en sentido contrario, la interceptó en el camino. Sin demasiados preámbulos le preguntó si hablaba alemán, a lo que ella contestó que no. No hablo alemán pero sí inglés, le aclaró rápidamente Sol.

La conversación no fue muy extensa, pero sí muy concluyente.

Les comparto lo que le dijo en una captura de pantalla del momento en que ella me lo contó a mí.



A decir verdad las probabilidades de que algo así le sucediera son infinitamente bajas, pero ya tengo más que comprobado que en el mundo de las Diosidencias, todo es posible.

La Virgen de la Medalla Milagrosa es muy significativa para nosotros, porque Iñaki en una oportunidad me pidió que se la comprara. Sol la tiene también, y a mí me han ocurrido varios “eventos divinos” con ella, tal y como cuento en el libro: Diosidencias hacia la luz. Un dato no menor es que estoy consagrada a la Virgen de la Medalla Milagrosa desde un año antes de que Iñaki partiera hacia el otro lado.

Estar consagrada a María significa confiar de un modo especial y más intenso en su materna intercesión ante su Hijo Jesús.


El hecho de estar a unos pocos pasos de la Catedral hace que vivir esa situación conecte de alguna manera con Iñaki también, ya que la primera misa que hicimos a la semana de su partida y en su memoria, fue en la Catedral de Girona.


Al día siguiente de ese singular encuentro con esa señora, Sol se encontraba recorriendo la ciudad, cuando en un momento no sabía si caminar o no por una callecita… Después de dudar unos segundos, lo hizo, y se encontró con este cartel un poco desalineado en su estética pero con un claro mensaje:


 

"TE AMO Y ESTOY AQUÍ"


Cuando ella me mostró la foto inmediatamente pensé: ¡Si parece escrito por Iñaki, la letra se parece mucho a la de él! Y cuando le hice ver este detalle a Sol, ella me dijo: la verdad es que sí…


Iñaki tenía infinidad de virtudes, pero su letra no era de las más caligráficas, cosa que comentábamos a veces de forma graciosa, cuando veía sus apuntes.


Sol había decidido hacer este viaje sola, pero al final tanto a ella como a mí, no nos quedó ninguna duda de que ambos, Iñaki y la Virgen, estuvieron acompañándola durante este viaje, que a priori... era “unipersonal”.


El poder percibir o saber de una forma tan clara y evidente que ellos nos acompañan allí donde estemos o vayamos, no solo es una caricia en el alma… nos aporta paz, incitándonos a seguir adelante sin tantos cuestionamientos o dudas sobre el futuro. Lo que tenga que ser será y lo que ocurra es porque escrito está.




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