top of page
Buscar

~INK, un ángel en NY~

Actualizado: 23 jul 2023

Con mi hija Sol siempre tuvimos curiosidad por conocer Nueva York, por lo que en la última semana de este enero último, volamos hacia allí. Pero nunca somos los que estamos o los que vemos, siempre hay alguien más que viaja con nosotros sin pagar billete ni tampoco está obligado a pasar por la ventanilla de inmigraciones. Lleva muchas millas acumuladas volando gratis, logrando que nos sintamos acompañadas de una u otra manera, sea donde sea que nos encontremos. Como es fácil de imaginar estoy hablando de mi hijo Iñaki, el ángel que siempre de alguna manera u otra se las ingenia «divinamente» para revolotear a nuestro alrededor, a la vez que en todas las ocasiones hace lo posible y lo imposible para que lo podamos percibir.


Tal fue así, que a poco kilómetros de llegar al aeropuerto de la ciudad que nunca duerme, tuvimos la primera certeza de que nuestro ángel, «que nunca descansa», nos iba acompañar durante todo el viaje.



Estábamos llegando de noche por lo que me encontraba entretenida mirando por la ventanilla del avión las luces que se divisaban a lo lejos. Fue entonces cuando mi hija con cierta emoción en su voz me dijo:


—¡Mamá, no sabes lo que me acaba de pasar!


Estábamos a muchos metros de altura desde hacía unas cuantas horas y sentadas una al lado de la otra, por lo que en un principio estaba lejos de poder imaginar por qué lo decía. En el avión no teníamos internet, por lo que ella iba con sus auriculares puestos escuchando su música favorita —que obviamente no es la mía—. Su afirmación en ese contexto, llamó mi atención.

Entonces me dijo:

«Le pedí a Iñaki una señal de que todo va a ir bien y tan solo fue terminar de pedírselo que la canción que comencé a escuchar fue esta, una canción que el cantante le dedica a un hermano suyo que falleció».


No conocía ni al cantante ni tampoco la canción. Me pasó sus auriculares y estando nosotras tan cerquita del cielo no pude evitar que esas palabras, las suyas y la de la canción, me conmovieran profundamente.


Hace un tiempo ya. Pau Lobo.


«Hace un tiempo ya que tú te fuiste Tuve que aprender a no estar triste Hace un tiempo ya que tan solo queda el recuerdo Hace un tiempo que te hecho de menos Y ahora me toca avanzar Si soy como soy es porque tú antes fuiste Momentos de tonos colorados, momentos grises Si soy como soy es por todo lo que vivimos Tu nunca me dejaste de enseñar La vida no es ningún juego de niños, es difícil de aceptar Te cantaré siempre que te pueda cantar Te lloraré si necesito llorar Te doy las gracias y con esto me despido Que ahora ya puedo pensar en ti y al momento sonreír Esto es nuevo para mí, medio raro de sentir Poco a poco a fuego lento va pasando el tiempo Y aunque cada día te hecho de menos... Te cantaré siempre que te pueda cantar Te lloraré si necesito llorar Te doy las gracias y con esto me despido Que ahora ya puedo pensar en ti y al momento sonreír Esto es nuevo para mí, medio raro Ahora ya puedo pensar en ti y sonreír, y hablar de ti Y esto es nuevo para mí, medio raro de sentir Llevo mucho tiempo estando triste y ahora puedo sonreír.


Ahora mismo buscando la letra para poder compartírselas, pude saber que la canción fue subida tan solo cinco días antes de la partida de Iñaki y tres de la de mi amiga Matilde. Justo cuando comenzaba el que iba a ser el mes más triste, duro y doloroso de toda mi vida...



Esta canción no es el tipo de música que más escucha mi hija, por lo que ni ella ni yo pensamos que escuchar esa canción en ese momento y lugar fuera una mera casualidad del destino. Esta «Diosidencia» en tiempo y espacio tan especial, me hicieron estar segura que tendríamos más noticias de él en las próximas horas o días. Y aunque se hizo rogar un poco, así fue.


Todo sucedió el jueves 26 de enero, el día antes de volver a casa y al rato de levantarme. Al revisar mi móvil vi que tenía nuevas notificaciones de Facebook. Me dio cierta curiosidad ver cual era la publicación en la que yo había sido etiquetada y que esta amiga de la infancia había puesto: «me gusta»




La publicación en cuestión fue el 31 de agosto de 2020, unos tres meses después de que saliera la primera edición en Argentina de mi libro: «Camino hacia la luz», y que luego al entrar en la editorial Santidad, su nombre pasó a ser: «Diosidencias hacia la luz». Lo que ocurriría horas más tarde, iba a confirmar que cuando Dios obra, las coincidencias no existen.



En ese libro se incluye una manifestación, que tanto para Carolina como para mí, fue una clara señal de Iñaki que ocurrió el día en que yo cumplía 50 años. Acababa de llegar a Barcelona después de haber pasado una semana en Jerusalén.

Aquel viaje a Tierra Santa en abril del 2019 fue muy emocionante por muy claras «Diosidencias». Todas ellas fueron narradas en ese libro, como así también la que involucra a Carolina y a esas tres letras que al verlas, tanto a ella como a mí, evocaron el recuerdo instantáneo de mi hijo Iñaki.

Este es el mensaje que me envió por Messenger aquel 10 de abril.



Tal y como se puede leer en esta última foto: «WRITE YOUR STORY», es esa la intención de esta líneas, escribir mi historia que de manera inevitable, siempre me lleva a hablar del cielo.


Lo que viviríamos horas más tarde de ese mismo día, fue una certeza más entre otras ya incontables, de que él nos acompaña allí donde estemos.

Esta nuevas coincidencias con olor a cielo en la gran ciudad, en esa... que como mi hijo, ¡nunca descansa!, nos sorprendió cuando menos lo esperábamos.

Íbamos caminando cerca de nuestro hotel cuando en una pared veo un dibujo que no me resultó para nada indiferente. Me detuve para tomarle una fotografía al mismo tiempo que le dije a Sol que iba a mi lado:

—¡Un ángel!



Al buscar la imagen para poder compartirla en este relato, hice zoom a la altura de su mano derecha viendo que en sus manos sostiene un pequeño mundo donde se puede leer: «Just right» Lo que significa: «Solo bien».

Casualidad o no, justo donde estaría ubicado España y el resto de los países de Europa en ese globo terráqueo, se puede observar un rectángulo de color rosa. El color insigne de mi ángel desde aquel fatídico día 6 de octubre. Siempre hay algo que conecta con él, pero no sería ni lo primero ni lo último que nos haría pensar que Iñaki revoloteaba en esos instantes junto a nosotras, con nosotras y en nosotras.



Seguimos caminando unos muy poquitos metros más y mis ojos no dieron crédito a lo que veían. 



Tan solo unos cuantos pasos adelante llegó el remate final.



Fue inevitable no traer a mi memoria esas certezas que tuve en los primeros días después del accidente en que Iñaki partió físicamente de este mundo: «Que la Virgen lo había recibido y que desde entonces está con Ella». A lo largo de estos cuatro años y medio desde aquel día, fueron muchísimas las manifestaciones de que esto fue así, por lo que esta, también la sentí como una clara señal de que ni estuve ni estoy equivocada y mucho menos loca.

Fue entonces cuando le conté a Sol lo que había ocurrido por la mañana… Ese «me gusta» que mi amiga tecleó en la publicación de Carolina donde además de su comentario sobre el libro, cuenta la emoción que le produjo leer aquello que le había sucedido en Amsterdam en un hotel con un nombre, que al menos para nosotras, es bastante peculiar: «INK». Esto tenía toda la pinta y olor, de ser una nueva y muy clara DIOSIDENCIA.

Al volver por el mismo camino decidí grabar los pocos metros en las que estas tres evidencias dejaban al descubierto a un ángel travieso y reincidente que siempre busca una forma original de hacerse presente.



«Él te cuida al salir y al regresar desde ahora y para siempre».

Salmo 121:8»


Dios nos cuida y los ángeles nos lo hacen saber... ¡si estamos atentos!

Pocas horas después, más precisamente a la hora del desayuno de nuestro último día en NY, supimos también que ese acompañamiento es cuerpo a cuerpo, porque cada vez es más  fácil percibir el roce de sus alas.


Estábamos en una cafetería. Sol me acercó a la mesa el capuchino que había pedido minutos antes en el mostrador. Al dármelo me dirigió una mirada cómplice que en ese instante no supe interpretar.

En mi café vi que había un dibujo sobre la espuma. Entonces mis ojos apreciaron una simple hoja… Fue al terminarlo que por una alguna extraña razón miré en el interior del vaso. Había tomado todo mi café pero sin embargo el dibujo permaneció allí, intacto. En pocos minutos mi percepción había cambiado porque sorprendida le dije a mi hija:

—Mirá Sol… ¡Un ala!

A lo que ella me responde:

—Sí, cuando me lo dieron la vi y pensé que vos la habías visto también.



A veces estamos entre-dormidos. A veces nosotros solos no podemos ver lo que es evidente. En ocasiones necesitamos sutiles ayuda memorias para recordarnos que podemos disfrutar de las pequeñas cosas pero sin perder de vista lo importante.


«Todo lo que necesito hoy

es un poco de café y mucho de Jesús».



Este cartel estaba colgado en el bar que se encontraba en el hall de nuestro hotel. Estábamos haciendo el check-out y fue entonces cuando reparé en él…


¿Ya estás despierto o necesitas un poco más de café?

 
 
 

Comments


  • Black Instagram Icon
  • Black Facebook Icon
bottom of page