~19 de septiembre de 2000. Nacía un ángel. SEGUNDA PARTE.
- Maria Eugenia Muñiz
- 25 dic 2022
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 23 jul 2023
Si has llegado hasta aquí pero no has leído la entrada al blog: ~19 de septiembre del 2000. Nacía un ángel~, o quieres volver a refrescarla en tu memoria, te invito a que hagas click en el siguiente botón:
Una vez lo hayas hecho podrás entender la conexión que existe entre la parte final de aquella y la que leerás a continuación. Tu sorpresa al terminar estas líneas serán como un regalo que Iñaki te ha querido hacer en estos días para hacerte creer, o bien afianzar tu creencia, de que la magia de la navidad es real. Si aún sigues un poco incrédulo ante esta afirmación, continúa leyendo y verás.
El pasado día 6 de diciembre cuando se cumplían cincuenta meses de la muerte física de mi hijo, compartí en Instagram un video en el perfil del libro: «Iñaki, el ángel». Lo que escribí al pie fue: «Tu espíritu sigue vivo en nosotros...»

El sábado 10, mientras estaba preparando todo para una previa navideña que íbamos hacer en familia, recibí tres mensajes de mi amiga Bárbara que no leí hasta varias horas más tarde. Bárbara es italiana y si bien nos conocimos mientras ella vivía en Barcelona, actualmente reside en Roma. Con ella hice el camino de Santiago, un camino que desde siempre estuvo pensado para hacerlo junto a mi hijo Iñaki. Es quien se la ve caminando en medio de la arboleda en la portada de mi libro: «Diosidencias hacia la luz». Algo que también nos une de una manera sutil es que perdió hace muchos años a su novio en un accidente de moto.
Leer sus mensajes fue para mí una nueva DIOSIDENCIA e hizo que se me encogiera sin poder evitarlo, el corazón, a la vez que aquello que me contaba me reafirmaba lo que creo a pie puntillas: que Iñaki está siempre conmigo pero que también está, desde aquel fátidico 6 de octubre junto a la gran MADRE...

Desde el mes de julio pasado que no intercambiábamos ningún mensaje con Bárbara, por lo que algo me llevó a mirar su foto de perfil.

Seguramente lo que primero les llamará la atención es la gran belleza de mi amiga, pero lo que en realidad alertó la mía, fue el velero que tiene entre sus manos y que de manera inevitable me llevó a recordar todo lo contado en la primera parte del relato: ~19 de septiembre de 2000. Nacía un ángel~.
Como si el velero que tiene entre sus manos fuera poco, al mismo tiempo ella parece encontrarse en un barco o embarcación similar a la hora de sacarse esta fotografía.
También fue el día 6 de diciembre cuando le pregunté a otra amiga que vive en mi ciudad natal, Santa Fe, como le había ido en el médico. Le habían tenido que realizar un par de biopsias y no quería dejar de preguntarle. Este fue el diálogo que intercambiamos...

En la imagen de la derecha se puede ver que el día domingo 11 volvimos a hablar después de que ella reaccionara a un estado de WhatsApp cuando publiqué, precisamente, una imagen de mi segundo libro: «Diosidencias hacia la luz». Para que ella creyera que ese comentario que yo había hecho al compartir la portada del libro era posible: «que la navidad es la mejor época del año para conectar con lo divino», le envié el enlace de la primera parte de este relato. Paso siguiente, le conté lo que había ocurrido el día anterior con mi amiga Bárbara.

Luego, en uno de mis audios le sugerí que le pidiera también a Iñaki para que intercediera por su salud, ya que después de todo lo vivido desde su partida, es posible que tenga ese poder para hacerlo. ¿Quién sabe, no?
Era domingo por la noche y me dispuse a mirar una película que a priori iba a ser para pasar el rato. «La mensajera de la Navidad». Fue entonces cuando me llegaron esos primeros mensajes de mi amiga Laura. Pero unos pocos minutos después, al retomarla donde había quedado, las palabras de la protagonista hicieron que prestara más atención a lo que estaba mirando...

¿Es muy llamativo que estuviera viendo esa película y no otra, verdad? Estas sincronicidades tan claras y sutiles que me suceden tan a menudo y que siempre tienen un común denominador: «la Virgen + Iñaki», dejan en evidencia que hay algo más allá de nuestro humilde entendimiento, que no podemos ver, pero que sí deberíamos todos creer en ello.
Y una vez más tenemos la certeza número veinte mil, de que el cielo y/o el universo conspiran para que en estas navidades yo sea la mensajera que les transmita que el espíritu navideño se debe mantener siempre vivo... a pesar de las circunstancias que a cada uno nos toque vivir.

La buena noticia le llegó, como bien le digo a ella, en el día de la Virgen de Guadalupe. Me sentí tentada de sugerirle que se acercara hasta la Basílica de Guadalupe que hay en mi ciudad para agradecerle a Ella en ese día tan especial, pero no lo hice. Sin embargo, Laura fue de «motu proprio» y así me lo hizo saber en el audio que me envió pasada la medianoche.

En el audio me comenta también, con mucha emoción y sorpresa en su voz, que en esa misa estaba presente una delegación del Liceo NAVAL... ¡Todos vestidos de blanco como si de ángeles se tratara!
Si a través de las películas percibo muchas señales, como han visto y leído en las distintas entradas del blog, la música es otro instrumento del cual se sirven mucho nuestros ángeles para recordarnos su etérea presencia. Fue así como unos días después, el pasado lunes 19 de diciembre, me dirigía hacia una clínica dental a llevar un libro de «Iñaki, el ángel» que me habían encargado por recomendación de una amiga. Iba con los auriculares puestos a la vez que iba mirando mi móvil ya que me guiaba por el GPS. Justo unos pasos antes de llegar me doy cuenta de que estaba escuchando una canción de PASSENGER ~pasajero~. Cantante que por muy emotivas canciones asocio a Iñaki desde el día después de que tuviera el accidente.
Más detalles en la entrada del blog: ~La magia de sus alas~.
Al mirar la pantalla, no daba crédito a lo que veían mis ojos...

Creo que no queda mucho por agregar. Él es guía en medio de mis oscuridades y tormentas, yo tan solo me dejo llevar, porque siempre me hace saber muy bien cual es el camino, ya sea en este o del otro lado del mar... A su vez me hace entender que en este viaje no estoy sola, tengo su ayuda y la de un ejército invisible con superpoderes, que me hacen sentir el espíritu navideño durante todo el año. Todos podríamos percibirlo así, solo si creemos en ello y en Ellos.
¿Todavía no crees en las señales? Tal vez sean estos buenos días para pedir alguna, ¿no?
PD: Gracias Laura y Bárbara por permitirme compartir estas vivencias que hacen estas navidades un poco más luminosa, al menos para mí. Mi intención es que si has leído hasta aquí, ilumine de algún modo la tuya.
¡FELIZ NAVIDAD!
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